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Lilia Cedillo se escondió.

Ya pasaron varias horas desde el inicio de la manifestación organizada por los estudiantes de la facultad de Medicina de la BUAP, donde exigieron más plazas para sus internados, el cambio de algunos docentes y que básicamente la universidad y su burocracia dorada se pongan a trabajar.

Al más puro estilo político, la rectora Lilia Cedillo se escondió. Ante la crisis, despidió al director de la facultad, nomás por mientras y para calmar las aguas; sin un previo análisis, ni estrategia de contención; la rectora se dobló ante la manifestación sin el menor proceso de reflexión.

Tenemos que decirlo con todas sus letras: Lilia abandonó a sus estudiantes. La maestra no fue empática con el sentir de la matrícula. Desde la comodidad de la cúpula decidió cortar una cabeza para darle gusto a decenas de estudiantes molestos por un sistema educativo viciado y caduco.

Lo mínimo que podemos exigirle a quien dirige la Máxima Casa de Estudios es personalidad ante los panoramas complicados. De poco sirve tener una catedrática respetada si sólo limita sus funciones a ponerle medallas a los políticos y a dar banderazos para la repavimentación de una calle.

Lamento decirle a los alumnos de la facultad de Medicina que difícilmente las cosas van a cambiar. Tristemente Lilia Cedillo ya demostró ser morenista y actualmente los esfuerzos de la Rectoría se encuentran en vísperas de una reelección.

Nos quieren hacer creer que las cosas en la BUAP están bien, pero la realidad es que no es así. La política se apoderó de la academia, hay grilla entre los pasillos de todas las facultades, nepotismo, influyentismo y omisión.

Sólo me resta decir que si así están las cosas en la facultad de Medicina, carrera emblema de la universidad, imagínense cómo estarán las otras.

El remate.

La diferencia entre Lilia Cedillo y sus antecesores es que a los varones nunca les dio pena decir que les gustaba ser amigos del poder.

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