Los lineamientos de ética de Morena confirman que sus perfiles han perdido el piso.

Como una cucharada de jarabe amargo les cayó a muchos morenistas los nuevos lineamientos éticos publicados en el Consejo Nacional de Morena.
Al verse derrotada en el Congreso de la Unión con la reforma electoral, donde pretendía prohibir el nepotismo desde las elecciones de 2027, Claudia Sheinbaum decidió jugar sus cartas en la cúpula del partido e implementar un nuevo código de ética para quienes han olvidado no mentir, no robar y no traicionar al pueblo.
Para algunos, estos lineamientos son una declaración frontal de guerra a quienes decidieron desobedecer. Para otros, es una decisión desesperada de la Presidenta de México para demostrar que ella tiene el verdadero poder.
Si usted no ha leído los lineamientos éticos aprobados por el Consejo Nacional de Morena, hágame caso y NO pierda los valiosos minutos de su tiempo.
El código de ética de Morena es tan básico que, incluso, raya en patético. Recordarle a los morenistas que deben ser “humildes” en su vida cotidiana y “sencillos” en su forma de vestir es la aceptación más pura de que el partido fundado por López Obrador se convirtió en aquello que juró destruir.
Que un político cambie los zapatos Ferragamo por unos Flexi no significa que sus pasos irán por el camino del bien. La hipocresía y la falsa identidad política pueden resultar más peligrosas que una imagen soberbia pura y descarada.
Vestir a un lobo de oveja no lo vuelve bueno, sino astuto.
El nuevo código de ética de Morena es una acto desesperado de la Presidenta de Mexico por erigirse como la máxima figura política en el partido y en su gobierno.
La sociedad no tendría que aplaudir un documento que en esencia trata desesperadamente de meter en cintura a sus militantes descarriados y sobrados de poder.
Estimado lector, el Consejo Nacional de Morena lo confirmó: los legisladores, presidentes municipales y gobernadores siglados o emanados de esta institución, han perdido el piso (pero jamás el estilo).
El remate.
En 2027 habrá reeleciones y nepotismo, pues Sheinbaum olvida que lo moral no está por encima de lo legal.