Alejandro Armenta vs fake news

El día de ayer, el gobernador anunció el detector de mentiras, un espacio para desmentir las noticias falsas que estarán en la conversación digital.
De inmediato, como periodista pensé en escribir en un tono de autocompasión, señalando al mandatario de coartar la libertad de expresión, pero conociendo cómo se mueve la prensa en Puebla me parece que la idea del morenista no es tan descabellada.
Mi argumento.
Puebla es de los estados que más periódicos digitales tiene en el país, de acuerdo al observatorio mexicano de medios, nuestra entidad cuenta con más de 90 portales o perfiles de redes sociales que nos autodenominanos medios de comunicación; sumado a los perfiles alternos con nombres de personajes que todos los días filtran información sin el menor empacho.
De este universo de medios de comunicación, ¿cuántos realmente tienen una persona (física) que se asuma como responsable de lo publicado? Las páginas son públicas, pero los dueños o directores permanecen en el anonimato.
Y no hablemos de los políticos que son dueños o inversionistas de estos medios de comunicación, porque esa mezcla es asquerosa y patética.
Para los de la vieja escuela, ejercer el periodismo en redes sociales es un insulto, un retroceso, un escupitajo flemoso a las máquinas de escribir de Manuel Buendía o Jorge Ibargüengoitia.
Para los nacidos después de los 90, es la democrátización de la información donde cualquiera puede opinar, informar y criticar. El debate sin duda es pantanoso y nubloso. (Y no pretendo resolverlo)
La calidad del periodismo en Puebla es bajísima y desleal. Somos un gremio sin poder, carecemos de originalidad y de una narrativa propia.
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Publicamos boletines a destajo, cumpliendo una cuota y cuando las cosas no funcionan como pensamos, golpeteamos sin piedad y sin rigor periodístico.
Por supuesto que un detector de mentiras no es la solución, pero quizá sea el motivo para que los más de 90 portales que existen suban su nivel periodístico, pues lo único que puede vencer a un detector de mentiras son los datos, la investigación y la astucia de un periodista.
No hay más, la prensa poblana será auditada, el gobierno armentista defenderá su narrativa, lo cual me parece sensato, pues una administración silenciosa se vuelve más peligrosa.
Está en nuestras letras y contenidos dignificar el oficio, ofreciéndole a los Boomers, Millennials y Centennials, productos periodísticos que los lleven a la reflexión y si se puede, generar cambio en el comportamiento social
El remate.
Ojalá los auditores de noticias sean los mismos que le hicieron la auditoría a Miguel Barbosa. Sí es así, ya la libramos.
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