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Alejandro Armenta vs Alejandro Armenta

¡Quién lo diría! Hasta ahora el peor enemigo del gobernador Alejandro Armenta resultó ser el propio gobernador Alejandro Armenta!

A casi siete meses de gobierno, el gobernador poblano ha sido víctima de su propia retórica y prisionero de sus propias palabras. Lejos de comunicar y dominar la conversación, el gobernador ha utilizado las mañaneras para hacerse daño.

Los constantes errores mediáticos del mandatario han opacado el trabajo gubernamental que vemos de domingo a domingo. Nadie duda de las buenas intenciones que el gobernador tiene en su administración, ni tampoco se pone en tela de juicio que anda por todo el Estado, realizando faenas y conviviendo de cerca con sus gobernados.

Pero desafortunadamente para todos los poblanos, la imagen del gobernador adolece. Y escribo “PARA TODOS” porque si un gobernador falla, también falla su gobierno. Y si un gobierno no está bien, tampoco sus contribuyentes lo estarán.

Desde mi perspectiva, el gran error y uno de los ‘porqués’ del por qué el Gobierno de Puebla está en crisis se debe al modelo de comunicación que actualmente tiene. Permitir que Alejandro Armenta sea el único emisario y portavoz de una administración estatal es absolutamente un suicidio.

Dominar el micrófono no es lo mismo que dominar la conversación. Hablar por dos horas no significa que comuniques todo el tiempo. Ser el único que habla no significa que seas el mejor en la sala.

Urge que las mañaneras del gobernador cambien radicalmente, mejorando su estructura, su duración y, sobre todo, la dinámica. Por más patético que se lea, las mañaneras deben volverse ‘inclusivas’ con su propio gabinete. Tener a tus secretarios sentados ahí por dos horas y darles sólo dos minutos de participación refleja que tu equipo de trabajo NO tiene la capacidad de informar logros y metas por más de 120 segundos.

Quienes hemos estado ahí o quienes han visto desde las redes sociales una mañanera, sabemos que estas conferencias son un carrusel de emociones. Nadie sabe qué va a ocurrir o quién puede ser exhibido.

Todo inicia con un tono informativo, con breves acotaciones del gobernador y con algunas palabras del gabinete. Después, el ambiente cambia radicalmente: llueven reclamos, amenazas, regaños, comparaciones y frases motivacionales, seguidas de sugerencias de libros, reconocimientos y más advertencias.

Todo esto se vive en poco más de dos horas y en un espacio donde la incomodidad se vuelve la verdadera protagonista. Quizá sea el momento de entender que las mañaneras NO son para todos los políticos. Replicar la forma en que comunicaba López Obrador NO te hará ser como López Obrador.

Las mañaneras deberían ser eventos exclusivos para información privilegiada. Un espacio que te permita dominar la narrativa y establecer el ritmo al que quieres que marche la conversación digital.

Las mañaneras de Alejandro Armenta tendrían que ser una plataforma que juegue con la expectativa y no un evento donde se anticipe lo que va a ocurrir.

Ojalá la dinámica gubernamental cambie pronto. Me niego a creer que la imagen del gobernador estará en tela de juicio cada lunes y jueves.

El Remate.

Al buen entendedor, pocas palabras. Aplíquese también en la comunicación política.

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