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El narcisismo de Sergio Salomón

La realidad que atraviesa México no está como para condecorar a ningún político.

Los gobernantes fallan más de lo que cumplen.  No importa de qué partido vengan, todos lo políticos tienden a decepcionarnos una y otra vez.

La realidad que vive el Gobernador Sergio Salomón es ajena a la que vive nuestro Estado. Vanagloriarse después de 24 meses de trabajo es un exceso.

Construir puentes a destajo, no es desarrollo. Abrazar ancianas en la sierra, no es humanismo. Otorgar programas sociales con dinero de los ciudadanos, no es filantropía.

Que Sergio Salomón es mejor que Miguel Barbosa, cierto. Que Piña Olaya y Melquiades Morales también fueron mejores que Barbosa, también cierto. Y que un estudiante de ciencias políticas podría ser mejor que Barbosa, no hay duda.

Los funcionarios no merecen premios, ni medallas. La administración pública  es una plataforma de servicio al pueblo, no un templete para ser aplaudido.

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