El que calla, otorga.

¿Alguien sabe dónde está la rectora de la BUAP?
¿Ya le habrán informado a la Doctora Lilia Cedillo que Puebla enfrenta un momento político coyuntural, que podría marcar el futuro de la libertad de expresión en el Estado?
El silencio de la Benemérita Universidad Autónoma del Estado de Puebla, ante la polémica “Ley contra ciberasedio” es abrumador.
Me parece inverosímil que la Rectora, siendo una de las pocas opciones de contrapeso real que tenemos en Puebla, tristemente decida guardar silencio y atrincherarse en la oficina más alta de rectoría.
Ojo, nadie dice que la Rectora salga con una bandera comunista y convoque a una megamarcha estudiantil para luchar contra la libertad de expresión. Lo que mínimamente esperamos de quien dirige la máxima casa de estudios en el Estado, es que fije una postura desde la academia, respaldada por el departamento de ciencias jurídicas de la BUAP y que de paso nos brinde un panorama real de los alcances de esta nueva ley.
Me queda claro que a Lilia Cedillo no le interesa la grilla, ni la política, ni la polémica, ni sus estudiantes, pero que no muestre el más minimizó interés de lo que ocurre en la vida pública de nuestro Estado, me parece un exceso.
Ilusamente creí que después de la crisis interna de la BUAP, las cosas cambiarían para bien de la comunidad estudiantil y que Lilia Cedillo entendería el mensaje: los rectores de escritorio, no funcionan.
Hubiera sido maravilloso que la BUAP organizara un foro desde sus instalaciones, invitando a expertos juristas, periodistas, legisladores e incluso víctimas; todo con el ánimo de enriquecer y depurar una ley que de no modificarse, puede afectar a miles de personas.
De las otras universidades mejor ni hablemos, su silencio nos dice todo.
El remate.
Si Don Alfonso Vélez Pliego viviera y fuera testigo de lo que se ha convertido la BUAP, se volvería a morir.
Descanse en paz, la dignidad de la máxima casa de estudios.