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Félix Pallares: 837 policías de Puebla sin certificado único

En un alarde de pragmatismo burocrático, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de Puebla mantiene una cifra alarmante. Alrededor de 837 policías, un tercio de su plantilla, recorren las calles sin tener el Certificado Único Policial (CUP). Mientras el Ayuntamiento de Puebla se llena la boca de discursos sobre seguridad, la realidad es muy distinta. Estos agentes, que carecen de las evaluaciones necesarias, siguen en activo, una muestra de irresponsabilidad institucional que desafía toda lógica.

El coronel Félix Pallares Miranda, titular de la SSC, ha admitido este despropósito. Como si se tratara de una hazaña, explicó que apenas logran realizar 30 evaluaciones mensuales, con una meta “ambiciosa” de 100. En este ritmo, el proceso de certificación se extiende al infinito. El motivo, argumenta, es que el centro de pruebas comparte sus servicios con la Secretaría de Seguridad Pública (SSP). Parece que la seguridad de los ciudadanos es un asunto de turno.

El CUP es más que un simple papel; es la prueba de que un policía ha aprobado control de confianza, competencias básicas y desempeño. Es la garantía mínima de que el agente no es un riesgo en lugar de una solución. Sin embargo, en Puebla, esta garantía es un lujo. Se da por sentado que estos policías sin certificar son aptos para portar armas, detener ciudadanos y responder a emergencias. Es un peligroso acto de fe.

Las excusas se han vuelto el pan de cada día en el Ayuntamiento. Se habla de un paulatino avance y de esfuerzos coordinados, pero los números no mienten. 837 agentes no deberían estar patrullando. La omisión del Ayuntamiento es evidente y sus consecuencias potencialmente graves. ¿Qué mensaje se envía a los ciudadanos cuando el mismo ayuntamiento permite que sus elementos de seguridad no cumplan con los estándares mínimos?

Esta negligencia se vuelve más grotesca al considerar los recientes acontecimientos. La detención de cuatro policías municipales vinculados a la banda criminal “La Barredora” exhibe la urgencia de una depuración seria. Mientras se anuncian operativos como “Cofradía” para cazar a policías corruptos, por otro lado se permite que otros, cuya confiabilidad no ha sido probada, sigan en las calles.

Estas contradicciones son el reflejo de una gestión que prioriza el discurso sobre los hechos. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI coloca a Puebla en el noveno lugar nacional en percepción de inseguridad. No es de extrañar. Los ciudadanos saben, aunque las autoridades finjan que no, que la seguridad está en manos de una corporación a la que, por propia confesión, le falta una base fundamental. La irresponsabilidad del Ayuntamiento es un factor que pesa más que cualquier patrullaje.

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