“Guardias fantasma” y extorsión interna, así opera la Policía Auxiliar de Puebla
A pesar de los recientes cambios en la dirección, la corrupción sigue viva en la Policía Auxiliar de Puebla. De acuerdo con un reportaje de Diario CAMBIO, mandos medios y jefes de sector habrían tomado el relevo del exdirector Ramírez Ulloa —señalado por presuntos actos de corrupción— y continúan explotando esquemas internos para beneficiarse económicamente a costa de sus propios elementos.
Según testimonios recabados por el medio, los supervisores operan un sistema de “guardias fantasma” y “préstamos de nombre” con el que obtienen ganancias que superan los 50 mil pesos mensuales. Los policías entrevistados —quienes solicitaron el anonimato por temor a represalias— denunciaron que este mecanismo se ha convertido en una práctica común dentro de la corporación.
Las llamadas “guardias fantasma” consisten en registrar a policías que no se presentan a trabajar, pero cuyo nombre y número de expediente se utilizan para cobrar sus quincenas. El dinero se reparte: una parte mínima para el oficial “prestado” y el resto para el jefe de sector.
En el caso del “préstamo de nombre”, los policías sí cumplen con sus turnos, pero los supervisores alteran las plantillas para inflar el número de guardias supuestamente realizadas. Esa diferencia, que puede alcanzar hasta seis turnos extra por elemento, se traduce en ingresos adicionales para los mandos.
El esquema, señala Diario CAMBIO, se sostiene gracias a una red de unos 30 policías de confianza por sector, seleccionados por los propios supervisores. A cambio de su complicidad, estos elementos reciben beneficios laborales, como el respeto a sus horarios o mejores condiciones de servicio, aunque no compensaciones económicas significativas.
Las fuentes consultadas por el medio describen a la institución como “perdida” y “podrida desde dentro”, donde se ha normalizado la corrupción y el abuso jerárquico.
Mientras tanto, la Policía Auxiliar —que debería ser sinónimo de orden y disciplina— sigue envuelta en denuncias que exhiben un sistema que, lejos de servir a la ciudadanía, se sirve a sí mismo.
